Mejor me voy, mejor me voy, como hacer el cóndor herido. Mejor me voy, mejor me voy, como hace el cóndor herido".
El domingo 30 de junio del 2013 apareció por primera vez. Lancheros, turistas y todo quien caminaba desprevenido por la playa, justo al frente del Hotel Palanoa, en El Rodadero (Santa Marta), gritaron lo mismo: “Dios mío, está lloviendo plata”.
Yo siempre ando con la gente de bajos recursos. Esa es la gente que lo acompaña a uno.
Desde ese edificio caían billetes de toda denominación: $ 1.000, $ 5.000, $ 10.000, $ 20.000 y, por supuesto, el de $ 50.000 con la figura reluciente de Jorge Isaac. Todos se lanzaban por la plata y hasta se formaron ‘peloteras’ entre quienes querían hacerse con ese tesoro que literalmente caía del cielo.
En un hecho insólito, todos se preguntaron quién les estaba haciendo ese 'milagro' y si algo así volvería a ocurrir, pues ese día se cree que cayeron entre 10 y 20 millones de pesos. Y sí, quizá las súplicas hicieron efecto, el 21 de agosto de ese mismo año el misterioso benefactor volvió a lanzar dinero desde su balcón.
Y tras esa salida se descubrió quién estaba detrás de tan inusitado hecho. Se trataba de James Tovar Barreto. En El Espinal, Tolima, su tierra natal, se le conocía como un millonario excéntrico, dadivoso y uno de los grandes personajes del pueblo. Uno de esos seres inolvidables de quien se sigue hablando por los rincones de ese poblado.
Una persona que quiere mucho a Diomedes Díaz, que se llama James Tovar.
Lanzar plata desde los balcones fue el hecho que lo lanzó a la fama nacional. Pero tuvo que hacer un freno pues la Policía le pidió que dejara de armar tanto alboroto teniendo en cuenta que podría ponerse en riesgo.
Quién era James Tovar?
A James lo conocían como 'El Cacique', el mismo apodo de su ídolo Diomedes Díaz. Este hombre amaba el vallenato, incluso se daba el lujo de compartir parrandas con el gran 'Cacique de La Junta'.
El propio Diomedes le brindaba sus buenos tragos y pasaban noches sentados escuchando vallenatos y bebiendo. "Una persona que quiere mucho a Diomedes Díaz, que se llama James Tovar", cantaba otro artista mientras los nombrados se tomaban una que otra botella.
Mi querido James Tovar, de ahora en adelante, se le abren los caminos.
Y en las parrandas, Diomedes abrazaba a James como un hermano más. Hasta en una de ellas, se quitó la camisa, sudada, y se la entregó a su amigo para que él la vistiera.
"Un aplauso a ese gesto que hace el ‘Cacique de La Junta’ con James Tovar", decía el animador de la fiesta. "Mi querido James Tovar, de ahora en adelante, se le abren los caminos", le decía Diomedes.
A James lo conocían en todas las esferas del pueblo, pobres y ricos. Su nombre hacía eco en las canchas de barrio, allí los jóvenes lo buscaban para que los patrocinara y les ayudara con las camisas de los equipos. El fútbol era otra de sus grandes pasiones y se tomaba fotos con los jugadores del Atlético Huila.
También era una celebridad en los cultivos de arroz. Su familia se dedicaba a ese negocio. A través de ese comercio, James hizo una gran fortuna, la cual era evidente cuando andaba en su camioneta de alta gama por las calles de El Espinal.
Quienes lo conocían, recuerdan que James prefería estar en su apartamento de Santa Marta, donde luego de la advertencia que le hizo la Policía no volvió a lanzar fajos de billetes, pero sí empezó a hacer otras obras sociales.
"Yo siempre ando con la gente de bajos recursos. Esa es la gente que lo acompaña a uno", le dijo James a periodistas samarios cuando dejó de entregar plata para regalar mercados a los lancheros y vendedores informales de El Rodadero, donde pasaba la mayoría de su tiempo.
La gente hacía largas filas para recibir el mercado de las propias manos de James, a quien amaban como un rey o, mejor, como a un 'Cacique'. Había gente que le secaba el sudor con sus pañuelos. Él decía que su sueño era montar un centro de rehabilitación para personas en estado de drogadicción.
La repentina muerte de James
James solía vestirse similar a su ídolo. Camisas coloridas, amarillas o blancas anchas. Incluso trataba de imitar su peinado, con una particular melena que se le asemejaba. De su oreja izquierda le colgaba un arete y no le faltaban las cadenas de oro.
James solía vestirse similar a su ídolo. Camisas coloridas, amarillas o blancas anchas. Incluso trataba de imitar su peinado, con una particular melena que se le asemejaba. De su oreja izquierda le colgaba un arete y no le faltaban las cadenas de oro.
Pero, quizá en el momento cuando más gente lo quería, James sufrió un accidente. Su familia dijo que se lastimó con una espina de pescado.
En ese incidente le descubrieron una afección más grave en su garganta, una masa. Por el hecho su familia lo llevó a Barranquilla para que los mejores especialistas lo trataran.
Finalmente, 'El Cacique de El Espinal' murió a comienzos de septiembre del 2014 en la Clínica La Asunción, en Barranquilla.
Fuente: El Tiempo