Santa Marta, tierra de contrastes, hoy vive una de sus situaciones más absurdas y tristes. Mientras buena parte de la ciudad sufre racionamientos de agua y camiones cisterna, tres barrios —Los Naranjos, Santa Catalina y Los Cerros— están literalmente ahogados en agua potable. Sí, como lo lee: ¡inundados todo el año por tuberías rotas y agua limpia corriendo sin control!
Los vecinos, cansados de denunciar sin respuesta, alzan la voz con impotencia. “Tenemos ríos en vez de calles”, dice una residente. La situación lleva años sin solución, y con cada día que pasa, se pierden miles de litros del recurso más valioso en plena crisis hídrica.
Más de 8.760 horas al año de agua desperdiciada, estructuras debilitadas, casas al borde del colapso, y una comunidad desesperada que se siente ignorada por ESSMAR y la Alcaldía.
¿Cómo se permite este derroche mientras otros barrios cargan pimpinas?
¿Por qué los entes encargados no actúan si las denuncias están registradas?
El abandono es total. Lo que debería ser una solución básica —agua potable para todos— se ha convertido en una pesadilla diaria para decenas de familias. Santa Marta exige acción inmediata y respuestas reales, no más excusas.
Denuncias en Televallenato.